Desde hace mucho tiempo la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adicción como una enfermedad física y emocional.
La adicción puede desarrollarse en un momento concreto de la vida de la persona aunque no haya manifestado síntomas previamente, una vez que se manifiestan, es importante evaluarlos para determinar el problema.
Una persona es adicta cuando pese al sufrimiento y las consecuencias negativas que le generan sus actos no es capaz de interrumpir su conducta autodestructiva. Esta definición no incluye frecuencias o cantidades ya que lo importante es que la persona no es capaz por si misma de interrumpir su conducta, invariablemente su consumo vuelve a aparecer.
El consumo de drogas, alcohol o cualquier otra conducta compulsiva es sólo el síntoma más visible de una enfermedad que incluye dificultades para gestionar las emociones, para relacionarse, para aceptar la vida tal y como es, y, ante ese sufrimiento, la persona tiende a refugiarse en el consumo. Por ello un elemento fundamental para el tratamiento de las adicciones es poder abordar el sufrimiento interno de la persona para no necesitar recurrir al consumo.
Otros elementos fundamentales de esta enfermedad son:
- La compulsión (cuando inicia el consumo no es capaz de interrumpirlo),
- La obsesión (no pueden parar la cabeza, sus pensamientos giran indefinidamente en torno a sus dificultades, preocupaciones, ganas de consumir... antes del tratamiento la única manera de interrumpirlo es el consumo),
- La negación (son capaces de negar su problema pese a las evidencias, y para ello minimizan, manipulan, mienten, ocultan... No se ven capaces de afrontar su problema),
Es una enfermedad física (afecta a la salud), mental (distorsiona el pensamiento y la manera de ver y entender la realidad), emocional (destruye a la persona, decepción personal, tristeza, rabia, frustración, impotencia...) y espiritual (deja de confiar en los demás, pierde sus valores y principios, se aísla y autodestruye progresivamente).
Esta enfermedad afecta a la persona y a cuantas personas la rodean, que sienten miedo ante el sufrimiento de su familiar, impotencia de no poder ayudarle, y se viven aisladas en el problema ya que no es sencillo hablar de este problema con los que les rodean, de ahí la importancia de un apoyo para los familiares.
Desde hace años el tratamiento de esta enfermedad ha evolucionado positivamente hacia un modelo más comprensivo y desculpabilizador que se centre en ayudar a la persona a tratar su enfermedad y recuperar su vida.
RECUPERARSE es posible.
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